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Australia desconocida: 10 lugares increíbles que parecen de otro mundo

Australia desconocida

10 Lugares Increíbles de la Australia Secreta

Australia. Incluso el viajero más curtido se queda sin aliento ante la infinita variedad de paisajes, matices y contrastes que este rincón del mundo regala con generosidad y asombro. Su vasta extensión alberga maravillas emblemáticas como la imponente Uluru o la mundialmente famosa Ópera de Sídney, verdaderos iconos del país. Sin embargo, estos símbolos apenas rozan la superficie de un territorio tan amplio como misterioso, repleto de rincones ocultos, alejados del bullicio, que parecen salidos de un sueño o de un planeta aún por descubrir.

Son lugares que escapan a las rutas turísticas convencionales, enclaves remotos donde la naturaleza se muestra en su forma más pura, salvaje y primitiva. Escenarios tan insólitos y cautivadores que despiertan una sensación rara y poderosa: la de haber llegado a un mundo nuevo, donde cada detalle sorprende y emociona.

Aquí, en esta Australia secreta, el viaje se transforma en una experiencia sensorial intensa, auténtica e inolvidable. No es solo un destino, es una conexión profunda con lo desconocido. Un encuentro con lo extraordinario, reservado para quienes se atreven a mirar más allá de lo evidente.

1. Pinnacles Desert, Australia Occidental

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Imagina caminar por una vasta llanura de arena dorada, salpicada por miles de columnas de piedra caliza que se alzan imponentes hasta cinco metros de altura. Así es el desierto de los Pinnacles, dentro del Parque Nacional Nambung: un lugar mágico donde el tiempo parece haberse detenido millones de años atrás.

Este paisaje geológico, tan inusual como fascinante, parece una galería de arte natural al aire libre. Las torres, esculpidas pacientemente por el viento y la lluvia, son auténticas esculturas vivas que cambian de forma y expresión a cada instante. Su origen se remonta a una época en la que esta tierra yacía bajo el océano: tras la retirada de las aguas, las conchas fosilizadas se compactaron formando roca, que luego fue moldeada por los elementos a lo largo de milenios, dando lugar a este escenario único y en constante transformación.

A medida que el sol avanza en el cielo, el desierto se convierte en un espectáculo de luces y sombras. Desde el amanecer hasta el atardecer, los colores del paisaje cambian sin cesar, y las sombras proyectadas sobre la arena crean dibujos irrepetibles que parecen salidos de un sueño.

Este rincón del mundo es, sin duda, un museo natural donde pasear entre esculturas esculpidas por la propia Tierra. El dinamismo de la luz solar reinventa cada forma y genera efectos visuales tan curiosos como sorprendentes.

La mejor época para visitar el desierto de los Pinnacles es entre agosto y octubre. Durante esos meses, el clima es templado y, además, la floración primaveral llena el paisaje de colores vibrantes que aportan una belleza aún más especial al entorno.

Desde Perth, se puede llegar cómodamente en unas tres horas por carretera. Y si quieres que el viaje sea aún más memorable, haz una parada en las playas vírgenes de Cervantes y Jurien Bay: auténticos tesoros costeros poco frecuentados.

Y por supuesto, no olvides tu cámara. Las vistas que regala este lugar son tan espectaculares que cada fotografía se convierte en una obra de arte irrepetible.

2. Lago Hillier, Australia Occidental

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Y justo cuando creías haberlo visto todo, Australia vuelve a sorprenderte. En medio del remoto archipiélago de Recherche, en la isla Middle Island, se esconde una joya tan insólita como fascinante: el lago Hillier, un pequeño cuerpo de agua de un rosa intenso que desafía toda lógica… y deja sin palabras.

Aunque no es el único lago rosado del planeta —el Retba en Senegal también es famoso por sus tonos—, el Hillier tiene una particularidad única: su color permanece igual de vibrante incluso cuando se recoge el agua en un recipiente. Un misterio natural que ha dado lugar tanto a leyendas como a estudios científicos.

Las investigaciones apuntan a la presencia de un alga microscópica llamada Dunaliella salina y a ciertos tipos de bacterias halófilas que, al reaccionar a los altos niveles de salinidad, generan pigmentos rojizos. Sin embargo, ninguna explicación científica ha logrado descifrar completamente por qué el color es tan brillante y constante.

Lo que sí sabemos es que estamos ante una escena absolutamente única: un lago de color rosa chicle, separado del océano azul por una delgada franja de arena blanca, y rodeado por una vegetación densa en varios tonos de verde. Una paleta de colores tan improbable que parece salida de una obra de arte surrealista.

Por su valor ecológico, el lago está protegido y no se permite el baño ni el contacto directo con sus aguas, para evitar alterar este frágil ecosistema. Aun así, hay formas maravillosas de disfrutarlo: se pueden realizar excursiones en barco por las islas del archipiélago o, para una experiencia verdaderamente inolvidable, sobrevolarlo en helicóptero desde la ciudad costera de Esperance.

Varias compañías ofrecen cruceros que se acercan lo suficiente como para contemplar esta postal viviente, un espectáculo natural tan raro como precioso. Y si tienes suerte, durante el recorrido podrás avistar ballenas y delfines, que a menudo nadan por estas aguas ricas en vida marina.

3. Túneles de lava de Undara, Queensland

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Si hasta ahora te hemos sorprendido, prepárate: lo mejor aún está por venir. En el corazón del estado de Queensland, a unos 300 kilómetros de Cairns, se esconde una experiencia tan única como impresionante: adentrarse en las entrañas de la tierra para explorar los Undara Lava Tubes, uno de los fenómenos geológicos más asombrosos y misteriosos de toda Australia.

Estos túneles subterráneos se formaron hace aproximadamente 190.000 años, cuando una erupción volcánica liberó enormes ríos de lava sobre la región. Al enfriarse rápidamente en contacto con el aire, la superficie se solidificó formando una corteza dura, mientras que el magma seguía fluyendo por debajo, creando un intrincado sistema de galerías ocultas bajo tierra.

Hoy en día, es posible recorrer estos pasadizos guiados por expertos, caminando por corredores de hasta 20 metros de ancho que serpentean como un auténtico laberinto natural. En su interior, habitan colonias de murciélagos y se pueden observar las impresionantes raíces aéreas de los ficus estranguladores, árboles gigantes típicos de Australia que atraviesan el techo de las cuevas en busca de luz.

El ambiente es casi mágico: la luz del sol se filtra suavemente por pequeñas aberturas naturales en la roca, creando juegos de sombras fascinantes sobre las paredes volcánicas, mientras la frescura del subsuelo ofrece un alivio más que bienvenido frente al calor tropical de la superficie.

Y si buscas vivir esta experiencia de forma aún más especial, no puedes perderte una noche en Undara Experience, un eco-resort que ofrece alojamientos tan originales como acogedores: antiguos vagones de tren convertidos en cómodos y encantadores lodges. Por la noche, nada mejor que compartir historias junto a una fogata bajo el impresionante cielo estrellado del Outback australiano: una de las regiones con los cielos más despejados y sobrecogedores del planeta.

4. Kati Thanda–Lake Eyre, Australia Meridional

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Las emociones no terminan aquí. Si nos adentramos en el árido corazón de Australia Meridional, descubrimos un lugar casi místico: Kati Thanda–Lake Eyre, el lago salado más grande del país y uno de los escenarios naturales más hipnóticos que se puedan imaginar.

Aquí, la tierra parece desvanecerse, fundiéndose con el horizonte hasta desaparecer en una línea infinita. Y es justo en este entorno desolado y silencioso donde ocurre un fenómeno tan raro como mágico: el paisaje cambia por completo y se transforma ante nuestros ojos. Durante la mayor parte del año, el lago se presenta como un desierto blanco, agrietado por el sol, con una textura lunar y un silencio tan profundo que solo el viento se atreve a romperlo. Un espectáculo que conmueve por su pureza y su quietud.

Pero cuando llegan las escasas y esperadas lluvias, se produce un milagro efímero: el agua comienza a fluir desde ríos lejanos, lentamente, como si despertara de un sueño milenario, y llena esta vasta depresión hasta convertirla en un espejo perfecto. El cielo se refleja en su superficie con tal claridad que los límites entre tierra, agua y aire se disuelven, creando una ilusión que borra el horizonte. Es como ver la naturaleza en su versión más poética.

Este espectáculo es un auténtico privilegio para unos pocos afortunados. Es tan impredecible y poco frecuente que presenciarlo en persona se convierte en un regalo de los dioses. Las últimas grandes inundaciones ocurrieron en 2011 y 2019, atrayendo a fotógrafos y viajeros de todo el mundo, ansiosos por capturar una escena irrepetible. Y como si no bastara con el agua, también la vida resurge con fuerza: miles de pelícanos y aves migratorias llegan en bandadas, revoloteando sobre el lago con una danza de alas, color y energía que rompe la soledad habitual del paisaje con un estallido de vida.

Este lugar sagrado, protegido por la comunidad aborigen Arabana, está estrechamente vinculado a relatos ancestrales de creación. Su valor espiritual se suma a la maravilla visual, haciendo de Kati Thanda un rincón donde la naturaleza y la leyenda se entrelazan.

La mejor forma de contemplar esta maravilla es desde el aire, con un sobrevuelo que parte de William Creek. Desde las alturas, la experiencia se vuelve surrealista: cielo, agua y desierto se funden en una misma visión que parece más una pintura que un paisaje real.

Pero no todo termina en el aire. También es posible explorar los alrededores por tierra, recorriendo en vehículo el mítico Oodnadatta Track, una pista de tierra que bordea el lago en un entorno completamente aislado. Si eliges esta opción, asegúrate de llevar provisiones y combustible suficientes: aquí no hay margen para la improvisación.

La época más recomendable para visitar este lugar extraordinario va de mayo a octubre, cuando las temperaturas son más suaves y agradables.
Y si algo te llevarás de esta experiencia —además de fotografías inolvidables— será una profunda lección de humildad: la paciencia… y el respeto por los ritmos sagrados de la naturaleza.

5. The Bungle Bungles, Australia Occidental

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Después de una experiencia mágica, llega el momento de entrar, literalmente, en un cuento de hadas. Te invitamos a descubrir un paisaje que parece sacado de un sueño: The Bungle Bungles, un tesoro escondido en el remoto Parque Nacional Purnululu, en la región de Kimberley, al noroeste de Australia.

Estas formaciones rocosas, con su inconfundible forma de colmena y bandas alternas de color naranja y negro, fueron “descubiertas” apenas en la década de 1980 por una tripulación aérea que sobrevolaba la zona. Su belleza es tan desconcertante como hipnótica. Una auténtica obra maestra natural que, no por casualidad, fue reconocida como Patrimonio Mundial por la UNESCO.

Llegar hasta aquí no es tarea fácil: la dificultad de acceso contribuye a mantener intacta su atmósfera de misterio y aislamiento. Pero el esfuerzo vale cada segundo.

Estas formaciones cuentan una historia de 350 millones de años. Las franjas negras son colonias de líquenes que crecen sobre la arenisca más porosa, mientras que las bandas naranjas deben su color al óxido de hierro presente en la roca. Explicarlo no basta: hay que verlo para creerlo.

El parque ofrece dos experiencias muy diferentes pero igualmente emocionantes. Por un lado, Cathedral Gorge, una caverna natural con una acústica tan perfecta que parece diseñada para conciertos secretos de la naturaleza. Por otro, Echidna Chasm, una grieta angosta y profunda que se convierte en un espectáculo visual cuando el sol del mediodía se cuela por lo alto, tiñendo las paredes de un dorado que corta la respiración.

Visitar este paraje exige espíritu aventurero: se accede por una pista de tierra de 53 km que solo puede recorrerse en vehículo 4×4, y que puede tardar entre dos y tres horas. La mejor época para hacerlo es entre abril y septiembre, ya que en la temporada de lluvias el parque permanece cerrado.

Para añadir un toque más de emoción, hay vuelos en helicóptero organizados por operadores locales que no solo permiten apreciar estas maravillas desde el aire, sino que aterrizan en rincones ocultos del parque que solo unos pocos privilegiados pueden pisar. Son escenarios tan vírgenes que parecen no haber sido tocados jamás por la mano humana.

Y para cerrar la jornada en completa comunión con la naturaleza, basta con alzar la vista al caer la noche: un cielo limpio, libre de contaminación lumínica, donde las estrellas se pueden contar con nitidez y la Vía Láctea parece descender hasta rozar el horizonte. Un espectáculo celestial que te deja sin palabras… y con el alma llena.

6. Monte Kaputar, Nueva Gales del Sur

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Y sí, todavía hay más sorpresas por descubrir. Esta vez nos dirigimos al norte de Sídney, en pleno campo de Nueva Gales del Sur, donde se alza silencioso un volcán inactivo que guarda secretos verdaderamente extraordinarios: el Monte Kaputar.

Este antiguo gigante es parte de una extinta cadena volcánica, y su característico tono rosado es el resultado de millones de años de erosión, que han revelado minerales de colores únicos y brillantes. Durante el día, se pueden recorrer senderos rodeados de formaciones rocosas tan curiosas como impresionantes. Una de las más llamativas es Sawn Rocks, una pared de columnas basálticas hexagonales que parecen sacadas de un tratado de geometría sagrada. Es la naturaleza hablando en líneas y ángulos perfectos.

Pero lo más sorprendente no ocurre a plena luz del día, sino al caer la noche. Cuando el sol se esconde, el parque nacional se transforma y revela uno de sus secretos más mágicos: las misteriosas babosas fluorescentes. Triboniophorus aff. graeffei es su nombre científico, y son capaces de emitir una tenue luz verde que convierte el bosque en un paisaje irreal, como si un manto de estrellas hubiera descendido sobre la vegetación. Un fenómeno tan raro como fascinante, que los científicos creen que sirve como mecanismo de defensa para ahuyentar a los depredadores. Un verdadero prodigio natural.

Para vivir esta experiencia única, se recomienda pasar la noche en el camping del parque, donde es obligatorio reservar con antelación. Aquí, además, es común ver canguros y wallabies que deambulan en libertad y, a menudo, se acercan con curiosidad a los visitantes, generando momentos inolvidables.

No olvides llevar ropa de abrigo, incluso en verano: las noches en altitud pueden ser especialmente frescas y cortantes.
Y si te apasiona la fotografía, te damos algunos consejos: evita las noches de luna llena para captar mejor la bioluminiscencia, y utiliza un trípode para tomas más estables y nítidas.
¿Eres amante de los hongos? Entonces lo ideal es visitar el parque durante la temporada de lluvias primaverales, cuando el sotobosque se llena de especies tan coloridas como extrañas, una verdadera galería natural de formas y texturas.

7. Cráter Wolfe Creek, Australia Occidental

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En la vasta inmensidad dorada del Outback de Australia Occidental, donde la tierra parece derretirse bajo un sol inclemente, se esconde un lugar marcado por un antiguo encuentro cósmico: el Cráter Wolfe Creek, el segundo cráter de impacto más grande del mundo visible a simple vista.

Desde el cielo, se revela como un círculo casi perfecto de 850 metros de diámetro, con paredes que se elevan unos 60 metros sobre la llanura, como si una fuerza divina hubiera dejado su huella en la Tierra. Su presencia impone respeto y asombro. Pero este lugar es mucho más que una rareza geológica: es también un espacio sagrado, cargado de significado espiritual para el pueblo aborigeno Djaru, que lo conoce como Kandimalal.

Según sus leyendas ancestrales, el cráter fue creado por dos serpientes arcoíris que emergieron desde las profundidades del suelo en los tiempos del Dreamtime, el tiempo de la creación. Para la ciencia, en cambio, se trata del resultado del impacto de un meteorito de unas 50.000 toneladas, que colisionó con la Tierra hace unos 300.000 años a una velocidad de 15 kilómetros por segundo, liberando una energía equivalente a 36 megatones de TNT. Un cataclismo de dimensiones cósmicas.

Estar en este lugar es como salirse del tiempo y del espacio. La experiencia tiene algo de sobrenatural: la inmensidad del paisaje, la perfección del cráter, el silencio absoluto… todo confluye para ofrecer una percepción diferente del mundo, más profunda, más universal.

Para llegar, hay que recorrer los 150 kilómetros de la Tanami Track, una de las rutas más remotas y exigentes del continente, que parte de la pequeña comunidad de Halls Creek. El mejor momento para aventurarse hasta aquí es durante el invierno australiano, de mayo a agosto, cuando las temperaturas son más suaves y agradables para la exploración.

Una vez en el lugar, basta con una caminata de unos 20 minutos para alcanzar el borde del cráter y contemplar el inmenso anfiteatro natural que se abre ante tus ojos: un espectáculo que corta la respiración y despierta una sensación de pequeñez y asombro.

Consejos prácticos para la visita:

  • Llevar al menos 20 litros de agua por persona
  • Viajar en grupo, con dos vehículos 4×4 por seguridad
  • Informar a alguien de tu itinerario antes de partir
  • Evitar las horas de mayor calor para caminar

8. Horizontal Falls, Australia Occidental

Horizontal-Falls

La naturaleza tiene la extraordinaria capacidad de sorprendernos con espectáculos que desafían todo lo que creíamos posible… incluso las leyes de la física. En las turbulentas aguas de Talbot Bay, dentro del archipiélago Buccaneer, ocurre un fenómeno sin igual, modelado por algunas de las mareas más poderosas del planeta. David Attenborough las definió como “una de las grandes maravillas del mundo”: las Horizontal Falls.

Aquí, el océano es literalmente comprimido entre dos estrechos pasos formados por montañas costeras. La primera garganta mide unos 20 metros de ancho; la segunda, apenas 10. Cuando la marea cambia, y el nivel del agua puede variar hasta 12 metros, millones de toneladas de agua se precipitan con una fuerza descomunal a través de estos angostos canales. Se forman así cascadas horizontales, un fenómeno increíble donde el agua fluye lateralmente a velocidades que superan los 30 nudos, creando rápidos, remolinos y turbulencias que rompen con cualquier lógica de gravedad o dirección. Es la naturaleza en su forma más salvaje y fascinante.

La forma más emocionante de vivir esta experiencia es a bordo de potentes lanchas jet, pilotadas por capitanes expertos que surcan las corrientes como si se tratara de olas de otra dimensión.
Y si lo que buscas es una vista panorámica, nada se compara con un vuelo en hidroavión: despegar y aterrizar sobre las aguas tranquilas de la bahía, contemplando desde el aire este espectáculo natural, es sencillamente inolvidable.

La base perfecta para visitar las Horizontal Falls es la ciudad de Derby, desde donde parten excursiones de un día o viajes más largos con pernocta a bordo de acogedoras houseboats.

Algunos datos curiosos:

  • El fenómeno ocurre dos veces al día, durante el flujo y el reflujo de la marea
  • Las mareas siguen un ciclo de 12,5 horas, diferente al del día solar
  • Durante las llamadas mareas muertas (neap tides), el espectáculo es menos intenso

9. The Devil’s Marbles, Territorio del Norte

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La naturaleza vuelve a sorprendernos con una de sus esculturas más impresionantes: un auténtico museo al aire libre donde se exhibe una colección de enormes bloques de granito que desafían las leyes del equilibrio. Conocidas por el pueblo aborigen Warumungu como Karli Karlu, que significa “piedras redondas”, las Devil’s Marbles son una maravilla geológica tan poderosa como enigmática.

Estas formaciones milenarias, repartidas en una extensa llanura cerca de Tennant Creek, se formaron hace más de 1.700 millones de años. La erosión, paciente y persistente, ha dado forma a estas rocas hasta hacerlas parecer esferas talladas por gigantes, suspendidas entre el arte natural y el misterio ancestral.

La atmósfera se vuelve aún más mágica al amanecer y al atardecer, cuando el granito se tiñe de rojo fuego y las sombras se alargan sobre el suelo, creando una escena digna de un cuento mitológico: un paisaje de rocas vivas que parecen moverse con la luz.

Y cuando cae la noche, el espectáculo continúa. Bajo uno de los cielos más impresionantes del Territorio del Norte, la Vía Láctea parece descansar suavemente sobre las Devil’s Marbles, creando una imagen de una belleza tan pura que atrae cada año a fotógrafos y astrónomos aficionados de todo el mundo.

Consejos fotográficos:

  • Lleva un objetivo gran angular para capturar la magnitud del paisaje
  • Experimenta con exposiciones largas durante la noche para captar la vía láctea
  • Alterna primeros planos con tomas amplias para resaltar tanto el detalle como el entorno

10. Coober Pedy, Australia Meridional

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Hay lugares que desafían toda lógica… y te ofrecen una experiencia tan única que parecen salidos de otro planeta. Uno de ellos es Coober Pedy, una de las ciudades más extravagantes del mundo, situada en el árido norte de Australia Meridional, a medio camino entre Adelaide y Alice Springs. Conocida como la capital mundial del ópalo, este lugar es un auténtico homenaje a la resiliencia humana.

Aquí, alrededor del 60% de la población vive bajo tierra. Sí, literalmente. Y tú también puedes dormir en un hotel subterráneo, en habitaciones excavadas directamente en la roca, donde aún se aprecian las vetas multicolores del ópalo. Una experiencia tan original como inolvidable.

La razón de esta peculiar arquitectura está en las altísimas temperaturas veraniegas, que superan con facilidad los 40 °C. Ante este desafío, los habitantes encontraron una solución ingeniosa: convertir antiguas minas en acogedoras viviendas subterráneas, donde se mantiene una temperatura constante de 23–24 °C durante todo el año. Un oasis térmico en medio del desierto.

Caminar por las calles de Coober Pedy es como estar en una película de ciencia ficción. ¿Qué encontrarás?

  • Una iglesia ortodoxa serbia tallada completamente en la roca
  • Campos de golf sin césped, donde se juega sobre tierra y piedra
  • Mounds (montículos de tierra) que delatan la actividad minera constante
  • El Moon Plain, un desierto de apariencia lunar que ha servido como escenario de numerosas producciones cinematográficas

No te pierdas la visita a una mina activa ni la parada obligada en la Underground Art Gallery, una galería subterránea que expone obras creadas con ópalos locales: arte, geología e identidad se funden en un mismo lugar.

Epílogo: La Australia desconocida secreta

Te hemos llevado a través de diez destinos que revelan el alma más profunda, salvaje y enigmática de Australia. Un continente que, lejos de agotar sus maravillas, se reinventa constantemente, incluso para los viajeros más experimentados.

Estos lugares no solo destacan por su belleza: cuentan historias de fuerzas cósmicas, de adaptación humana, de criaturas de piedra que parecen susurrar leyendas olvidadas. Nos hablan de mares interiores, de cielos inabarcables, de silencios milenarios, y de la eterna danza entre tierra, agua, fuego y tiempo.

Explorar estas joyas escondidas no es turismo convencional: es una travesía sensorial, una inmersión en otras dimensiones. Es dejarse transformar por la grandeza de lo remoto, es descubrir que todavía existen rincones del mundo donde la magia es real.

Y antes de embarcarte en este viaje extraordinario, no olvides un detalle fundamental: para visitar estos lugares de ensueño, es necesario solicitar un visado para Australia, fácilmente disponible en línea con solo unos pocos pasos. Un pequeño trámite que abre la puerta a una experiencia inmensa.